Cambiar un mueble se puede convertir en una pesadilla si no elegimos el más adecuado. Puede tener defectos ocultos, por lo que no debemos dejarnos llevar por el buen aspecto. Tenemos que fijarnos en los pequeños detalles que nos ayudarán a elegir correctamente.
Herrajes, bisagras y tipo de madera
Si el mueble es nuevo, tendremos que mirar detenidamente la firmeza de los herrajes que cuadran la estructura, que además deberán ser metálicos. Las bisagras de las puertas tendrán que ser fuertes para aguantar el peso. Si la puerta es muy grande, es recomendable 3 o 4 bisagras.
Miraremos también las guías de los cajones, que
serán de metal y con bolas para facilitar la apertura. Finalmente, los
tiradores tendrán que ser también metálicos. Con respecto a la madera, las piezas tienen que tener un grosor adecuado,
preferiblemente de 19 mm o 22 mm y, aunque actualmente casi todos los
muebles son de aglomerado (serrín prensado), serán preferibles los chapados en madera y no en melamina (recubiertos de papel).
Encontrar reparaciones "ocultas"
Si el mueble es de segunda mano o restaurado, además de todo lo anteriormente dicho, tendremos que buscar sobre todo zonas con reparaciones.
A menudo se usan masillas, enchapados y encolados para reparar piezas
rotas y, si los trabajos están bien hechos, no tendremos por qué tener
problemas. En cualquier caso, lo ideal es asegurarnos de que esto es
así.
Para ello, nos fijaremos en los cambios de color en
las piezas que indicarán zonas reparadas y barnizadas, haciendo hincapié
en las esquinas y cantos (zonas que se dañan fácilmente). Abriremos los
cajones y miraremos el interior de la estructura, ya que interiormente
suelen “taparse” menos las reparaciones.
Teniendo en cuenta todo esto, ya sabremos cómo comprobar la estructura de un mueble antes de comprarlo para asegurarnos de que durará mucho tiempo.
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