Historia
La cocción de los alimentos es una técnica antigua, que puede
relacionarse con el principio del manejo del fuego por los humanos.
Sobre el fuego que servía para calentar y alejar las fieras, se fue
gestando el modo de mejorar la textura (ablandando), el sabor y el
aspecto de los alimentos utilizados por los humanos, además de mejorar la digestibilidad de muchos de ellos.
El hogar
doméstico no solamente servía para calentar, sino que también se
utilizaba para cocinar los alimentos. Lo más común era tener una olla colgada de una cadena sobre las brasas, utilizando para otros modos de cocinar parrillas, ollas o sartenes sobre patas (trébedes, independientes o formando parte de la propia sartén), etc.
Con el tiempo aparecieron artefactos específicos, donde el fuego
quedaba confinado, de modo que se aprovechase mejor todo su poder para
cocinar. En castellano (y en otros idiomas) se adoptó para estos
ingenios el nombre de fogón.
La evolución de los combustibles, desde los primitivos, leña y después distintos tipos de carbones, especialmente vegetales, hasta el gas (ciudad, butano o gas natural), y el aprovechamiento de la electricidad, fueron variando la forma de la cocina, hasta la de nuestros días.
La cocina como mueble en forma de simple hornillo fue conocida de los romanos como lo atestiguan los hermosos ejemplares de bronce hallados en Herculano y Pompeya, que guarda el Museo de Nápoles. Pero la verdadera cocina completa y portátil no se encuentra hasta finales del siglo XVIII y solo desde el XVI se conoce la cocina cuadrangular de hierro con planchas de cobre o de hierro por encima dispuesta para recibir las ollas o marmitas.
La cocina económica o estufa doméstica
Al inventarse la estufa, se aprovechó a menudo su extremo superior, muy caliente, para cocinar. Cuando la estufa se fabricó de fundición (estufa salamandra), también las estufas domésticas utilizaron el mismo material y comenzó a fabricarse la llamada cocina económica de mayor tamaño que la estufa y con más accesorios y usos. El calificativo de económica
le viene de que, como la propia salamandra, aprovechaba mucho mejor el
combustible que la cocina tradicional directamente sobre el hogar (sin
embargo es mucho menos eficaz que las cocinas modernas).
Como la estufa,
la cocina tiene dos compartimentos para la combustión, uno superior
para el combustible (brasero) y otro inferior donde caen las cenizas
(cenicero). En la parte superior tiene un plano de trabajo con la boca
de alimentación de combustible redonda, con una serie de anillos de
fundición concéntricos, que servían de tapadera. Quitando uno o más de
los anillos, según el tamaño del cacharro de cocina, también puede
obtenerse fuego vivo para ciertas preparaciones que lo requieren
(especialmente las frituras con aceite). La boca de acceso al cenicero y para entrada del aire de combustión, está en la parte frontal y al lado la boca del horno.
El conjunto se completa con un tubo denominado humero, chimenea,
cañón o caño, que evacua los humos hacia el exterior. Además de la
regulación de la entrada de aire en la boca del cenicero, a veces hay
otra regulación en la salida de humos mediante una plancha metálica
(cortatiro o tiraje), perpendicular al eje del conducto, que se desliza
por unas guías y cierra la sección del humero, en parte o casi toda, a
voluntad. Con la regulación del tiro se evita que gran parte del calor
salga por el humero, cuando el tiro es excesivo (por las condiciones del
viento en el exterior, por ejemplo).
En algunos tipos de cocina, dentro del espacio para el combustible
(brasero) hay un calentador de agua que se almacena en un depósito
exterior (generalmente colgado junto al techo y que en Castilla se
llamaba calderín) para la preparación de agua caliente para usos sanitarios,
que circula entre uno y otro por tiro térmico. Otro sistema semejante
es el de serpentín, en que una tubería de cobre atraviesa el brasero y
el agua se calienta al pasar varias veces por ella. En otros casos
(muchos menos) el intercambiador se empleaba para alimentar una red de radiadores
y dar calefacción a la vivienda pero, especialmente este último
sistema, no era muy satisfactorio porque en días fríos reducía
notablemente el rendimiento de la cocina. En el sur de Chile se emplean
tanques de calefacción y almacenamiento puestos alrededor del conducto
de salida de gases, de modo que se aprovecha el calor del humo que sale
al exterior.
El nombre de estufa doméstica que se usa en algunos países
americanos para designar a la cocina, proviene precisamente de este tipo
de estufa/cocina. En la Patagonia argentina y chilena, así como en
otras áreas del sur de Chile, se sigue usando este tipo de estufas, que a
veces incorporan un calentador de agua. La estufa a leña tiene la
ventaja de calentar el ambiente y la cocina es la principal habitación
de la vivienda. La cocina a leña permite mantener permanentemente una
tetera con agua caliente, que se usa para preparar el mate.
Cocinas Actuales
Hay cocinas que forman un mueble completo, con los fogones y el horno,
que se apoya directamente en el suelo. Otras solamente constan de una
placa que se apoya en un hueco en la encimera de los muebles de la
cocina. El horno puede estar debajo de ella, con una ringlera de mandos
comunes, o separado en un mueble alto, para que quede a una altura más
cómoda para vigilar la cocción de los alimentos.
Las cocinas, en Europa, suelen tener unas medidas normalizadas de 60 ×
60 cm en planta y 85 cm de altura, aunque también hay de ancho menor
(30 cm, generalmente solo en encimeras) y mayor (90...120 cm) para
cocinas especiales.
Cuando se trata de cocinas de encimera, tienen aproximadamente unas medidas aproximadas de 50×60 en planta.
Los fogones pueden ser de gas, eléctricos o combinados (2 de gas y 2
eléctricos). El horno puede funcionar con la misma energía que la
cocina, pero también es más frecuente el eléctrico, que permite regular
mucho mejor la temperatura.
Cocinas a Gas
Uno de los tipos de cocina moderno es el que funciona con gas (natural, propano, butano...).
Los fogones tienen un inyector (que es precisamente el dispositivo que
sirve para adaptar la cocina de un tipo de gas a otro), que deja salir
el gas en una cavidad donde se mezcla con el aire necesario para la
combustión. La mezcla aire-gas sale por los orificios del quemador donde
arde. La potencia del fogón se regula modificando el caudal mediante un
mando que mueve la llave de paso de gas.
Los fogones suelen ser de forma redonda y tamaños variados, siendo
los más grandes más potentes. Hay cocinas con 2, 3 o más fogones,
algunos de ellos especiales para usos determinados, de forma alargada.
Normalmente se encienden con una fuente externa como cerillas o un encendedor.
También con una chispa eléctrica con un mecanismo incorporado en la
propia cocina, aunque puede ser difícil hacerlo cuando se usa gas
natural, debido a que tiene una temperatura de ignición mayor que los otros gases y las chispas no siempre la alcanzan.
Estas cocinas pueden tener un horno también a gas, que tiene quemadores lineales en la parte inferior (horno) y superior (para tostados o gratinados).
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